miércoles, 13 de agosto de 2014

[“UN CUARTO PROPIO”]



[La imagen de la pareja…]
     hizo que me preguntara también si no habría dos sexos en el espíritu…
Virginia Wolf.




En el espejo Virginia Woolf  sonríe.
Mi aislamiento crece a sus anchas.
Hoy me percibo con estela andrógina,
una enredadera de campánulas
silvestres  que invaden las azoteas, los tinacos,
 y estrangulan el cuello tenue  del tabú.

Un cuarto propio es donde se planea
una estrategia para  abatir correctamente
las puertas al infierno, sin golpearse la nariz.
Es un nido donde enjambres de avispas
escapan de los cajones  y dan sonidos nuevos
 a los muertos
o a los que por instantes resucitan.

Giran el piso y las paredes de mi cuarto
 cuando duermo,
prendida  a la última imagen que vi con luz de día:
una colcha amarilla encendida y las petunias
 pintando  las nuevas palabras que aprendí
y ahora domestico en mi cenobio.