miércoles, 7 de diciembre de 2011

Y LA HERRAMIENTA ESTABA EN LA DULCERA






En el camino hacia el pueblo  el asesor puntualiza algunas cosas que el candidato  debe decir durante el mitin, memoriza el nombre del pueblo  Real de naranjos y  las comunidades de los alrededores.

“Soy bajito, magro, con  cara de imbécil. La expresión de imbécil la ensayo cada día. Es mi embozo para pasar inadvertido.”

El candidato usa una camisa de manga larga arremangada que indica que es hombre trabajador.

“No tengo otras ansias más que matar, ver tele y dormir. Estoy libre, los minotauros que habitan en mí devoraron mi recato. Visito todos los días a mi tía Carmen, la viejita guarda mi herramienta de trabajo en una dulcera. Ella lo ignora.”

Al subir a la tarima uno de los habitantes  le da al candidato un sombrero fabricado en Real de naranjos. Él se lo pone. En su hombro los zopilotes cagan.

“Aparte de mi tía sólo existe Oscar. Él me conecta con los encargos.”

Cuando habla de sus promesas debe mostrar las palmas de las manos, cuando habla de combatir la violencia  bajar un poco  la voz. Cfr. Manual del buen político.

“No siento nada”

¡No siento nada!

Después de una detonación, el sombrero color hueso cambia su color a un escarlata casi guinda.  Los carroñeros inician la fiesta.