… No hay como entrar en el baño y asustarse de nuevo con una dentadura que flota feliz en un vaso con agua. la risa suspendida de mi abuela, pero sin mi abuela y al mismo tiempo toda ella. La contemplo un buen rato y pienso en su primera sonrisa, joven marfil que se revela en blanco y negro. Una muralla blanca, derribada y sustituida. Por eso me gustan las prótesis, le dan un envase, un hogar, una identidad a los miembros fantasmas. Sonrisa fantasma cubierta por metal y cerámica, sonrisa que surge humana y prometedora, fantasma develado y feliz a las tres de la mañana...
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