En el momento en que un libro es leído en voz alta, surge un libro distinto. Todo se traduce a algo que va más allá de la hoja, luego vienen las imágenes que surgen como nuevas ideas de otros artistas, sonidos o fotografías, todo a partir del libro. Y en este micro mundo se conjuga una experiencia creativa. El arte es una casa de espejos donde un objeto o una idea se multiplica en su reflejo.
En mi libro biología en fuga las imágenes y el sonido de los barcos, la fricción de los metales fue lo que dio vida a la lectura en voz alta, las imágenes saturadas de sobras, las expresiones de los rostros contrastados en blanco y negro. Los poemas funcionaron con más posibilidades y el espectador fue testigo de que la poesía puede ser un espectáculos enriquecedor que lleva a otras formas de arte hasta el infinito.
Comienzo de la lectura, en el Ciclo La ciencia en el bar, con José Refugio Martínez.
Biología en fuga es un viaje a Chitagog, un puerto en Bangladesh donde los barcos ven su destino final, son desarmados, la contaminación del mar es horripilante, le llaman el Infierno en la tierra, ese es el hilo conductor de el libro. Los personajes son criaturas peculiares que vuelven el mundo más interesante.
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